En marzo de 2012, Nuria compró una casa por culpa de un libro. Tras una época personal complicada, decidió embarcarse en una aventura tremendamente subversiva para una sociedad con prisa; reformar la casa de su tía Julia y convertirla en un refugio de ideas; un espacio de coworking rural con conexión 4G y tranquilidad para que sus inquilinos desarrollen sus proyectos. Una iniciativa diferente, que ofrece un producto que escasea; tiempo para pensar, un entorno alejado del ruido y de lo inmediato, en el que vivir no consiste en que te pasen muchas cosas, sino en darte cuenta de lo que te pasa, ayudando con ello a transformar una zona casi despoblada en un motor cultural.
